Pasiones ocultas en mi oficina

¿Alguna vez has sentido un deseo incontrolable hacia alguien que no es tu pareja? Bueno, déjame contarte mi historia…

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Mi nombre es Elisa, y esta es la historia de cómo un inesperado encuentro despertó pasiones que creía dormidas. Estoy casada desde hace cinco años con Martín, un hombre maravilloso en muchos sentidos. Nos conocimos en la universidad y desde entonces hemos sido inseparables. Nuestra vida juntos ha sido plena, pero últimamente he sentido que algo falta. Esa chispa de emoción se ha desvanecido con el tiempo.

Hace unos meses, empecé a trabajar en una nueva empresa. Era un lugar dinámico, lleno de retos y, sobre todo, de personas interesantes. Allí conocí a Lucas, un colega atractivo, carismático y siempre dispuesto a ayudar. Desde el principio, noté una extraña conexión con él, algo que iba más allá de la simple amistad laboral.

La primera vez que nuestras miradas se cruzaron de manera significativa fue durante una reunión. Lucas estaba explicando un proyecto y yo no podía apartar mis ojos de él. Sus palabras resonaban en mi mente, pero era la forma en que me miraba lo que realmente capturaba mi atención. Sentía que estaba buceando en lo más profundo de mi ser, despertando sentimientos que creía olvidados.

Un día, al final de la jornada laboral, me encontré con Lucas en el ascensor. La tensión entre nosotros era palpable. Ninguno de los dos dijo nada al principio, pero el silencio se volvió tan intenso que casi se podía tocar. Finalmente, fue él quien rompió el hielo.

—¿Te gustaría tomar un café? —preguntó, con una sonrisa que derretiría el corazón más frío.

Acepté sin dudar, aunque sabía que estaba cruzando una línea peligrosa. Fuimos a una cafetería cercana, donde la conversación fluyó como si nos conociéramos de toda la vida. Hablamos de nuestras pasiones, nuestros miedos y sueños más profundos. Era una conexión que iba más allá del simple interés laboral.

Esa misma noche, mientras Martín dormía a mi lado, no podía dejar de pensar en Lucas. Sentía una mezcla de culpa y excitación que me mantenía despierta. ¿Estaba realmente dispuesta a arriesgar todo por un momento de pasión?

Los días pasaron y nuestras interacciones se volvieron más intensas. Lucas y yo comenzamos a buscar excusas para estar a solas, disfrutando de esos momentos furtivos que se convertían en el centro de mi día. Cada roce accidental, cada sonrisa robada, aumentaba la tensión entre nosotros.

Finalmente, un viernes por la tarde, Lucas me invitó a su apartamento. Me encontraba en una encrucijada, sabiendo que aceptar podría cambiar mi vida para siempre. Sin embargo, el deseo fue más fuerte que la razón. Cuando llegué, me recibió con una copa de vino y una sonrisa que prometía aventuras sin fin.

El ambiente en su apartamento era cálido y acogedor. La luz tenue y la música suave creaban una atmósfera íntima que nos envolvía a ambos. Hablamos durante horas, compartiendo secretos y confesiones que sólo intensificaban nuestra conexión.

Finalmente, no pudimos resistir más. Nos besamos con una pasión desbordante, como si el tiempo se hubiera detenido para nosotros. Cada caricia, cada susurro, cada mirada nos acercaba más a un abismo de deseo incontrolable. Esa noche, Lucas y yo nos entregamos a una pasión que sólo habíamos soñado.

El lunes siguiente, el regreso a la oficina fue una mezcla de alivio y tensión. Lucas y yo intercambiamos miradas cómplices, conscientes de que lo que habíamos compartido era nuestro secreto. La culpa seguía presente, pero la emoción de lo prohibido la mitigaba.

Los encuentros con Lucas continuaron, cada uno más intenso que el anterior. Me encontraba viviendo una doble vida, atrapada entre la seguridad de mi matrimonio con Martín y la emoción de mi aventura con Lucas. Sabía que eventualmente tendría que tomar una decisión, pero por el momento, me aferraba a cada instante robado con Lucas.

Ahora, me encuentro en una encrucijada. ¿Debería confesar mi infidelidad a Martín y enfrentar las consecuencias, o mantener mi secreto y seguir viviendo esta doble vida?

Y tú, ¿qué harías en mi lugar? Déjame tu opinión en los comentarios.

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